Te quiero mucho.
Te lo digo cuando te veo,
lo pienso siempre.
Te amo aún cuando nada me dejas ver de tu intimidad.
No sé, lo reconozco,
aceptar tus espacios y tiempos.
Y algunos silencios se vuelven indescifrables.
El viento que viene de tus ojos y de tu risa,
de pronto, se aquieta. Entonces tiemblo.
Trato de comprender,
busco agarrar como pueda algo del perfume tuyo.
Nada.
Cataratas había ayer de tu presencia,
y hoy el rastro sólo,
el cauce de un río seco.
Te quiero también así, es verdad,
pero ojalá vuelvan las lluvias.