La ventana

Afuera hay diamantes de cielo,
afuera hay el aire.
Los vientos de tormenta están aquí.
Más allá la calma.
Recuerdo cuando quería salir,
cuando no reconocía
eso que veía por la ventana.
El Sol más allá y la vida.
¿Nada que no esté ya conmigo,
que no pueda ver, disfrutar desde aquí?
Sí, el cielo de diamante,
los paseos entre árboles y por senderos,
esos pasos que van a ningún sitio
y a todos al mismo tiempo.
Afuera el tiempo, el espacio,
maravillas que no comprendo
ni deseo ya comprender.
Afuera todo cuanto no soy
ni quise ser.
Aquí, en el fondo solo,
solo en el fondo de la soledad,
quizá sí tengo miedo.
Quizá sí resulto ridículo.
Pero en la tormenta no se está mal,
pues la tormenta se calma
y la calma me alimenta.
Hoy elijo este lado de la ventana.

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